sábado, 9 de noviembre de 2013

La guitarra


Si alguna vez el rasgueo de una guitarra te dejara ausente, si el quejío del flamenco te traspasara hasta llegar al fondo de tu alma, entorna los ojos porque lo que sientes es tan puro como el reflejo del lucero en un cielo raso de noviembre…

Río que quiere ser mar, olas que a compás te llevan a Triana de la mano de un cante de  La Lole, manojito de piropos encendidos, donde hubo rescoldos hay fuego escondío.

No hará falta traje de volantes ni de lunares, tú eres mi inspiración y mi vida y mi sueño.

Tu cante, mi vino. Tu mirar, mi feria. Tu sentir, mi poesía.

Entonces la vida será la varita que se arranca del un olivo, siempre con hojas aunque nieve y haga frío. Así te quiero yo.

Escribir una soleá en el aire no se puede, si la tinta no es de aceite virgen extra y no se siente la lágrima que derrama.

Letras de flamenco, amores que han llegao donde han querío, no más lejos, unos besos por wasap…parece poco, a mí me han vuelto loco.

A los flamencos le sobra tó, menos un juntarse a comer jamón, tener fresquito el fruto de vendimia  fina de Sanlúcar, unas gambas de Huelva bien cocias, unos camarones y dolerte, por bulerías, al sentir:

¡Ay! me voy a bordar tu nombre,

en las trenzas de mi pelo,

con hilillos de colores,

 pa que veas cómo te quiero.

 

3 comentarios:

  1. Cierro los ojos y escucho el rasgar de la guitarra y el quejio de tu voz. Flamenco puro, poesía viva.
    Un beso o dos.

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  2. Un verso de Gerardo Diego y una "solea":

    La guitarra es un pozo
    con viento en vez de agua.


    Será que no se contar
    que cuando canto mis penas,
    me salen penas de más,
    será que me sobran penas

    Con tus escritos, me transportas a esa tierra a la que tanto amo.
    Un abrazo.

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  3. Pues pongo mis orejas al viento a ver si me llega el quejío de sus cuerdas, de las seis...

    Cuatro abrazos, dos grandes y dos más pequeños orientales.

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