miércoles, 25 de septiembre de 2013

Bienal de Flamenco en Sevilla


Bailar contigo fue un juego de miradas, fragancia en un patio de jazmines, lunares que se sueltan de tu vestío para perderse en el barrio de Santa Cruz, eco flamenco de Los Gallos, rosa que florece en tu pelo, nace la madrugá.

Fuerza del huracán celoso, herido, que se retira del mundo en busca de soledad.

Lágrima que derrama,  Finisterre de su viaje, sencillez insuperable, penita por siguiriyas, confines de un alma sin alas.

Amar, resorte oculto que sin saber cómo, se activa, y entonces … es locura que no vive, que no duerme; criatura que de nada que no sea amar entiende; pájaros y  piedras, nubes y yerba, amaneceres entre ecos de eternidad. Error que era imposible.

Viendo que los rescoldos de la vida no ardían con fuerza, les sopló y con los ojos llorosos miró al cielo, Damasco de silencios, agüitas del Guadalquivir, flamenco que se entona entre pucheros con reflejos de Luna. Y escribió en el aire el nombre de la que pasea entre arenas blancas.

Soñar no es nada, porque aquella noche, daría razón al existir de toda una vida, no fue sueño. Tanto tiempo preparando cada detalle, entradas a los Reales Alcázares de Sevilla, número de fila, voz doliente de Al-Mutamid.

Aguas de la Fuente de Neptuno, jardines encantados, Giralda que no pierde ojito de lo que allí se cuece, grito de caminos nuevos… lamento de Tristán.

Quién iba a decirnos que terminaríamos la noche en el Estrecho de Gibraltar, entre las brisas marineras, sacudiendo la cabeza soltaste tu cabello al viento, yo también, pelón como estoy sacudí lo que pude; como Ulises cautivo de la enamoradiza Calipso, promesa de inmortalidad, alcánzame  un beso que no llego, cercanías del Jardín de las Hespérides, el espacio más hermoso del planeta para escuchar el murmullo suave del oleaje que une a dos corazones, a dos mundos a dos mares.  

Morir de amor allí, es como haber caído en la casilla del juego de la oca, para así empezar de nuevo, desde el principio. Y cantar con Fosforito:

Dice mi morena que si la quiero

Sabiendo que por ella

De penita yo me muero.

jueves, 19 de septiembre de 2013

La Receta


La tienes tú y no me la quieres dar, vas por la calle recreando un sueño que sólo anda por ahí. Si paseas, pasea; si te detienes, se para; si despiertas, te mira; si duermes…

Repasas la compra: tomates y cebollas, patatas y zanahorias… que no se me olvide el perejil. El perejil que no se te olvide, mejor olvidar al que va por ahí preguntando a cada estrella, a cada planeta, a cada  anillo, hasta llegar al último rincón del infinito, supernova lejana, por si te han visto pasar esta  mañana.

En el silencio se escucha tu cante, corazón que se hizo flamenco, revolaina de un te quiero por soleá, gesto del que no está  sabiendo lo que sientes.

Aceite de olivares centenarios, pan tostao en el chisco de la chimenea, manzanas de río…

¡Ojito con mirar!, porque el que te mira, abandonará su sino para pasear por vergeles de luz, el que te contemple, está perdío pa tó la vía.

Estoy embrujaito. Si el aire mueve una flor me lleva a ti; si un niño gatea en el bulevar, me lleva a ti; si un perrillo juega con la hierba, me lleva a ti, si del coche parado en el semáforo escucho… ¡Perdone, cómo se llama esa canción!. Ni idea.... también me me lleva a ti.

No hay horas del día, de la noche que no tengan tu risa,  tus labios, tu luz.

Vuelo a tu lado por si te veo cocinar y ver la receta que más quiero, miro por tus ventanitas y me las encuentro con las cortinas echás.  

Receta de pensamientos llevadme al mercado que quiero garbanzos para hacer  un cocido, que hierva cinco horas.  Con su caldico, sopa de fideos; con la pechuga del pollo, croquetas; con lo que sobre, ropa vieja, y luego…

Descubriré que la única receta mágica que tengo es la de quererte al compás de una guitarra.

Te llevaré en brazos, Luna, con el viento de cara, novia de velo en calma, cometas de rastros infinitos, hilos de colores, pulserilla   que no se desata.

Cuando el alba bese tu frente, y el café esté recién molido… regálame dos miradas de enamorá.

Amanece, todo el aire es aroma, galletas maría recién horneadas, chimeneas de cuento en una fábrica que tan cerca se ha quedado de un Jaén que busca el desayuno y tu despertar. Mira si te quiero, si no me camelas… ni lo huelo.

 

martes, 10 de septiembre de 2013

El anuncio


Hotel Alfonso XIII, Sevilla, mañana de cualquier día soleado y con gracia.

Jacinto envió al periódico un anuncio de contactos: Divorciado, ofrece, viaje por el mundo, todo pagado, a la mujer que reúna las siguientes condiciones y tal y tal y tal.

Tres meses divorciado y está más arrepentido que el que no sabe nadar y se le pincha el flotador en mitad de la vida.

En la sala reservada, esperan sentadas cinco…, cinco monumentos, cinco paisajes de rollitos de primavera, cinco rascacielos, cinco continentes, cinco farolas que iluminan a todito lo que las rodea.

Vestuario, perfumería, calzado, alta peluquería… esteticismo puro.

Uno se quedaría allí sentado como si estuviera en el  Bellas Artes Sevillano.

Camareros que rondan, por turnos, cada dos por tres ofreciendo nada, porque cuando las miraban sólo ponían ojillos de Bambi.

Se abre la puerta con fuerza y aparece la sexta. No termina de entrar, pasa revista a sus cinco oponentes, cierra con un portazo y suelta a bocajarro:

-El viaje es para mí, así que ya estáis…

La secretaria de nuestro protagonista, en ese momento,  llama a la primera, citada a las diez y cuarenta y cinco, cuando se va a levantar, la Sexta vuelve a soltar un:

-¡ni se te ocurra!.

Entró ella en su lugar, una pequeña salita donde todo estaba decorado con cerámica de Triana.

Lo que sucedió allí fue la historia del amor que no se rinde. Recordaron la primera vez que se vieron siendo apenas unos niños. Y cómo buscaban sus miradas en la distancia, y cómo pasaban las noches soñándose.

Su primera frase  ¿Quieres pipas?.. Bueno.

Y la panzá de pipas que se dieron por no hablar, por no saber, hasta que la lengua les escocía de tanta sal.

En el paseo hasta la Fuente del Olvido, sólo se dijeron, están buenas, eh? Y un si, muy buenas. Pero con todo estuvieron tan a gusto uno junto al otro que bebieron la felicidad primera, la que te hace sentir un qué es esto que no salgo de mi, pensando en ti.

Y su primer camino rociero de la mano, pinos, arena, agua del Quema…

Lloraron abrazados, la secretaria despidió a las cinco farolas con agradecimiento y un sobrecito.
Se fueron de viaje por el mundo,  tranquilos, porque dejaron a los niños con la abuela.

 

 

martes, 3 de septiembre de 2013

El olvido


Si yo pudiera olvidar que te quiero, entonces nunca serías recuerdo. Historias de una noche que se adentran en las entrañas de la tierra, Sacromonte de Graná, cómo te voy a olvidar; zambra abierta, baile que  envuelve, estrechura de la vida, licor del alma.

Asomás están las estrellas para ver tu cadenilla de bronce. Pendientes de un suspiro, de unos labios, de un deseo, de un beso contenido, vale  más que no se pierda.

Risas y gestos que allí se dibujan en sombras encalás, toque de guitarra, paseo en alpargatas, espaldas que se cubren con  rocío, vida que se guarda para cuando haga falta.

Cuántos momentos tuvo, madrugá de soles, veranillo de San Miguel, palabritas enredás, sin saber, sin imaginar. De la Atlántida tuvo que llegar la brisa buscando la calidez de una caricia, reposo en una copa de vino, poema que se quema.

Sin ti ahora, me dedico a olvidarte cada diez minutos.  

Música que acompaña entre lecturas y pensamientos; mesita de noche, lamparilla luz de melocotón. A veces lo tenemos tó y nos empeñamos en que no.

Vida descalza en mitad de la corriente, deshielos de Sierra Nevada, zapatos que bailaron toda la noche y ahora duermen  tendidos en una rama de almendras tostás.

No te olvidaré porque cuando cantas, lo que se me olvidan son las lentejas  que tenía puestas.