lunes, 6 de enero de 2014

Hoy no me atrevo...


Busqué mil amaneceres entre cielos de papel, para borrar tu nombre.

Y en la inmensidad,  el reflejo azul de tus labios, distantes y escurridizos como un mal pensamiento.   

Espeleólogo buscando un beso, ¡qué si no! Siempre perdío, en cuevas infinitas, sólo, sólo me alumbra la cerilla de tu recuerdo y pronto me quemaré si no la apago.

Tu cante por soleá  llevó clavao y abre mis heridas,  y no cierran , quizás mañana, duele, duele cada noche.

Me echo crema de menta y eucalipto en el pecho y respiro hondo, es un alivio para la congestión nasal, sentimental, emocional, vital, pellizco en el alma untuoso que  caduca pronto.

Tu eres el Sueño que pasea entre trigales inacabables, ilusión de buscar la espiga suelta, la que el viento llevó hasta el campo de amapolas.

Sin miedos, entre árboles rojos y nieve blanca, ni montañas, ni el Atlas, ni todas las cumbres, eras viento a compás … eras arena que al sol se rinde y quema.

¡Tú, Tú…! ¿quién si no?

Campiña de mi Andalucía, si no te hubiera conocío, si no te hubiera besao, si no me hubiera aprendio tus lomas, asomao a tus ventanitas, si no hubiera rozado tu piel, si no supiera dónde escondes tus cosquillas, si la Luna no nos hubiera salpicao, si aquel cante no me hubiera puesto los vellos de punta…

Entonces, miraría a otro lao.

Flamenco errante, feliz, gastaría cada minuto preguntando dónde se cuecen tus pucheros,  y hubiera sido un Prometeo comiendo garbanzos en tu cocina.

Porque labios como los tuyos no hay, podría encontrar acaso unas cejas parecidas, pero tu mirar… tu mirar fue creado para verte; verte y no dormir, música que jamás se repite, añoranza de la rosa, Albayzín, quejío de Morente.

Esperanza de tenerte, como el aire que duerme en el canasto de mimbre entre libros y apuntes de latín. 

He tomado magnesio para ser más fuerte, y colágeno para aguantar tu ausencia y después de las lentejas como naranja para asimilar el hierro y asimile de camino que no te tengo, y lecitina de soja para que sea emulgente o indulgente que para el caso… 

Pero tú, tú eres, más fuerte, tanto como el silencio, como la hormiga que lleva una pipa grande, como el sabor de un beso a mandarina, como tu forma de reír, como la silueta de un no sé como se llama, como el verso suelto esperando que pases por allí ; y con todo cómo es que no me atrevo a decirte que … no me atrevo, otro día será.