martes, 27 de agosto de 2013

Imaginemos en el nombre del amor


La culpa no es del viento que en libertad deja su ejemplo, ni de los ríos que nacen llenos de vida sin preguntar  quién tiene sed.

Las golondrinas y los gorriones llegan a la noche sin más ambición que el gesto que recoge sus alas.

La belleza cuando está tan cerca, a veces no se ve. Música que señala  lo que se siente con el roce de tu mano.

Ya está tó el pescao vendío. Pero a veces unos enamoraos quedan los jueves y se conjuran para mantener las palabras llenas de tierra, semilla que espera un paisaje, un sabor, una caricia.

Tarea de rebusca paciente, Ruth en el campo. Pasan las grandes cosechadoras y entre los terruños olvidados se dejan cabezas de ajos.

¡Cabezas de ajos! De los que se pelan con la mano, tan frescos que el aliento sigue libre, y que puedes ir a cogerlos gratis.

Siguen pasando maquinarias por todas las latitudes, quisieran recogerlo todo.

Poetas flamencos cantaores de sueños, no  cambio por nada el arrullo de tu mirar.

Diseñadores de felicidad, como Alfredo en su rincón de museos y vida.

Estrellas que miráis con envidia, olas   arreglás con encajes de espuma  contoneándose entre agua fresca de colonia,  se declaran al mar, sin miedo a que les apriete los zapatitos de plata. Eternas promesas en un atardecer que no acaba.

Iremos a la pastelería eligiendo  los dulces por docenas recién salidos del horno, juntaremos merengues con penas y bizcochos borrachitos de ti.

El brindis a las doce, amor pintado en la nariz; utopías, todas las  que nos queden por vivir en Amorelandia… Allí si que si. Seguro.

martes, 20 de agosto de 2013

Aniversario



Si yo supiera ponerte una flor en el pelo su fragancia sería voz, aniversario de la primera vez que me miré en tus ojos. 

Azules de cielos que cumplen trece años. Morena como la misma sierra, risa que hace vida, falda que se estrena, miradas furtivas, amigas que te rodean, carpeta que aprietas contra tu pecho.

Planetas que se desentienden de su órbita,  presentimiento de un poema, una pena; acercándome voy.  Montañas de ocho mil vienen para recoger el eco;  un níspero tiembla, cuentos de princesas se borran y toman nota.

No aguanto más, Miñarro, amigo, no te separes de mí. Y como el que se acerca herido, con la flecha en mitad del alma, sólo te veo a ti, primer día de clase de un curso nuevo, de un patio que no cabía ni uno más.

Vas dejando tu sonrisa, vas dejando de hablar, vas dirigiendo cada paso que doy, voy decidido a quererte para toda la vida, no importa que los océanos guarden tu tesoro, ni que la luna venga esta noche a llorar, no sé cómo es tu voz, promesa de felicidad.

Me arreglo el flequillo, bajas la mirada, se hace el silencio, se rompen los miedos, bailan las hojas de los árboles y todo se dijo sin pronunciar palabras.

Ayúdame. Miñarro, va a 7º A , no al B. Destino que por una letra nos separa no me lo tengáis en cuenta. Porque cada curso que empieza, brindo por ella.

Y más aniversarios en la casa de Alson

martes, 13 de agosto de 2013

Sueños de un Juevero eterno


Sueños de un Juevero eterno

 

Sabemos poco de todo, pero de sueños, sabemos mucho menos aún, aunque a veces nos empeñemos en soñar que lo sabemos todo sobre ellos.

De todos modos, si de sueños nos toca hablar, aunque poco nuevo digamos, algo diremos… 

Sani, imagino este sueño lleno de Jueveros, de belleza, tendidos en la hierba, fiesta, brindis por cada relato, limonada fría,  sin miedo porque ya no podremos ponernos malos. Eso sí. Seguirán vigentes  las normas de Tésalo, ya que las conocemos…

Por la noche dormiremos mirando a las estrellas y nos irán transformando. Entre bosques de tamarindos nos reiremos de las ocurrencias, de los chistes malos, de las exageraciones del orgullo, del reclamo de la alondra. Bailaremos en el Patio de los Naranjos de Córdoba al compás de la Noche Blanca del Flamenco. Y en cada amanecer nos sorprenderá lo que no hay necesidad de explicar.

Temblaremos de emoción,  sinceridad de un suspiro, melodía de  tus labios, granada entreabierta, sandías colorás, luz rojiza del atardecer, chorros de las fuentes, infinita dulcedumbre que no acabará nunca.

En un Planeta del que no recuerdo ahora mismo el nombre, sus habitantes conforme envejecen, son más bellos, más felices, más creativos, más enamorados, más viajeros, más fuertes, más poetas, más risueños, más bromistas, más llenos de vida.

Conforme se acercaba el final de sus días resplanden como olivos de oro bañados por mil soles, tranquilidad que cautiva, paisajes que no saben llorar, sueños que se quedan cortos, música de victoria,  conciertos en directo, teatros, bares, playas, montañas, barbacoas… no cabe tanta felicidad en un corazón.

A los que habitamos este milagroso Planeta Azul, nos esperan maravillas que dejan en nada a todo… serán realidad eterna justo al instante siguiente de nuestro último instante… ese que Santi ya ha vivío.

Que así sea.

 

  

 

miércoles, 7 de agosto de 2013

Este jueves: Cazorla en el Ascensor



Al salir del ascensor no estaba en la planta cero. Estaba en las plantas de Cazorla.

Podéis imaginaros los ojos más hermosos  clavados en el corazón de la misma Sierra. Tregua de felicidad,  promesa y beso. Qué  insinuáis.

Paisaje que camela lo que nadie ha visto. Arroyos de intimidad, flamenco en una noche de agosto, rincones para amarse, luces a medio gas, rosa de expectación.

Contemplar  mil mundos, con todo, desde su balcón, destinos que parecían llenitos de eternidad, gitana cuando te veo… ¡ay,ay!

Sabrás arrancarte un beso, sanar la herida en  mitad de la pasión, convencer al mismísimo destino, pero al querer, no sabrás que decir.

Así me encontré en mitad de Cazorla. Aroma de lavanda, pinares, columnas de luna… luz que me sostiene, rama de canela,   ponche casero.

Cielos convencedme,  de que nada vale más que las cosas que me decís …  que se llora con sólo pensar que no llegarán.

Lágrimas, vivid tranquilas, la quiero tanto que cada amanecer y cada resplandor renueva a la misma aurora.

Campo  y piano en un recuerdo me trae tu risa, sólo un sueño se repite, nada ha cambiado.

Dónde quedaron los desengaños, y los besos que no nacieron, y las ilusiones que no les dió el sol. Y las malagueñas que no canté. Y el olor a ti, zarzamora que arañas el alma.

Entre tu arboleda y el águila que vuela, nosotros en faena , barbacoa de chorizos y morcillas.

Vino de lagares cercanos, pan de pueblo, tomates con sal, pepinos de la huerta, lechugas tiernas, aceite del molino, siesta que me enseñó lo que vale un comino.

Te quiero con la fuerza de la noche que no quiere dormir. Te quiero mientras cantas una soleá. Te quiero porque desde que te conocí no sé no quererte.

Cazorla, Segura y las Villas, Metrópolis fluorescente… decidme dónde venden lo que aquí se siente.    

         A la vuelta subí por las escelaras.

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