martes, 10 de septiembre de 2013

El anuncio


Hotel Alfonso XIII, Sevilla, mañana de cualquier día soleado y con gracia.

Jacinto envió al periódico un anuncio de contactos: Divorciado, ofrece, viaje por el mundo, todo pagado, a la mujer que reúna las siguientes condiciones y tal y tal y tal.

Tres meses divorciado y está más arrepentido que el que no sabe nadar y se le pincha el flotador en mitad de la vida.

En la sala reservada, esperan sentadas cinco…, cinco monumentos, cinco paisajes de rollitos de primavera, cinco rascacielos, cinco continentes, cinco farolas que iluminan a todito lo que las rodea.

Vestuario, perfumería, calzado, alta peluquería… esteticismo puro.

Uno se quedaría allí sentado como si estuviera en el  Bellas Artes Sevillano.

Camareros que rondan, por turnos, cada dos por tres ofreciendo nada, porque cuando las miraban sólo ponían ojillos de Bambi.

Se abre la puerta con fuerza y aparece la sexta. No termina de entrar, pasa revista a sus cinco oponentes, cierra con un portazo y suelta a bocajarro:

-El viaje es para mí, así que ya estáis…

La secretaria de nuestro protagonista, en ese momento,  llama a la primera, citada a las diez y cuarenta y cinco, cuando se va a levantar, la Sexta vuelve a soltar un:

-¡ni se te ocurra!.

Entró ella en su lugar, una pequeña salita donde todo estaba decorado con cerámica de Triana.

Lo que sucedió allí fue la historia del amor que no se rinde. Recordaron la primera vez que se vieron siendo apenas unos niños. Y cómo buscaban sus miradas en la distancia, y cómo pasaban las noches soñándose.

Su primera frase  ¿Quieres pipas?.. Bueno.

Y la panzá de pipas que se dieron por no hablar, por no saber, hasta que la lengua les escocía de tanta sal.

En el paseo hasta la Fuente del Olvido, sólo se dijeron, están buenas, eh? Y un si, muy buenas. Pero con todo estuvieron tan a gusto uno junto al otro que bebieron la felicidad primera, la que te hace sentir un qué es esto que no salgo de mi, pensando en ti.

Y su primer camino rociero de la mano, pinos, arena, agua del Quema…

Lloraron abrazados, la secretaria despidió a las cinco farolas con agradecimiento y un sobrecito.
Se fueron de viaje por el mundo,  tranquilos, porque dejaron a los niños con la abuela.

 

 

19 comentarios:

  1. Jajajaja, eres todo ingenio, cada vez me gusta más leer lo que escribes.

    ResponderEliminar
  2. Puede tanto los años compartidos, que por muchos monumentos que se presenten, si el amor está, sobra lo demás.
    Es todo un canto al amor, este anuncio que nos traes.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  3. Si es que hay cosas que no se olvidan:

    - Hola, ¿de dónde has sacado ese café si la máquina está rota?
    - Pues de la cantina.

    Y 14 años después, sigue la historia pero con dos pececitos añadidos!

    Un abrazo de los cuatro.

    ResponderEliminar
  4. Ya se sabe que no hay nada más efectivo que poner a una mujer celosa. Me encanta tu forma de escribir, además se lee con tanta facilidad que parece que me lo estás narrando de voz.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  5. Cuanta Sevilla hay en tus escritos: enjundia, luminosidad, guasa y ese guadalquivir de gracia con que impregnas todas tus palabras.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Sevilla tiene un escritor magistral...

    ResponderEliminar
  7. Jajaja, lo que me he podido reír con la historia, y es que hijo mío que una historia de amor surja alrededor de una bolsa de pipas, es genial jaja.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  8. Jajaja, lo que me he podido reír con la historia, y es que hijo mío que una historia de amor surja alrededor de una bolsa de pipas, es genial jaja.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  9. Es que el primer amor no se olvida, vaya que no. Bueno al menos las otras tuvieron un sobrecito.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  10. Ese sí que es un final sorpresa.
    Y logras manipular a los lectores. Algo conveniente para escribir una ficción.

    ResponderEliminar
  11. jajaja muy divertido, muy bien contado y final inesperado qué más se puede pedir??
    Un beso!

    ResponderEliminar
  12. Me quedé extrañada cuando aparecieron las pipas!Qué bonita historia y que bien contada, por desgracia no le veo visos de realidad...pero está bien soñar con cosas bonitas.

    ResponderEliminar
  13. Me quedé extrañada cuando aparecieron las pipas!Qué bonita historia y que bien contada, por desgracia no le veo visos de realidad...pero está bien soñar con cosas bonitas.

    ResponderEliminar
  14. Un final sorprendente, que dibuja una sonrisa, y deja una moraleja.
    Muy bueno José Miguel.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  15. Dicen que los últimos serán los primeros y ella, la sexta, la última en acudir al "casting", llevada muchos años, casi toda una vida, compartiendo vivencias con el anunciante. Demasiadas cosas en la mochila común como para no defender, con uñas y dientes, su contenido. No has elegido mal lugar para el desarrollo de tu trama. Sevilla y un hotel de reyes y toreros para bordar, como siempre, tu faena literaria.

    ResponderEliminar
  16. Ese día con gracia, inspiró a los contendientes y con el alma disfrazada, gozaron de lo habitual como extraordinario.
    En tus relatos me asomo a la ventana y veo el mundo moverse.
    Abrazos

    ResponderEliminar
  17. Qué bien lo has contado, y hasta me has dejado sabor a pipas en la boca, un excelente artilugio, para dejar que el amor, así como tú dices, no se rinda! ...y sigue sabiendo a dulces.
    Besos!
    Gaby*

    ResponderEliminar
  18. Iba pareciéndome esa sexta una mujer algo prepotente y, claro, es que tenía ventaja. Muy buena historia.
    Además, me encanta como lo cuentas, como es habitual.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  19. a mi siempre me das ganas de decir: ¡y ole!!!

    besos

    ResponderEliminar