No había descanso. Aquel pozo aparecía a la sombra de una acacia,
ofreciendo la plenitud en medio de la nada de cada día, de cada instante. Sus
aguas rozando los labios, vergel, miradas a tu recuerdo.
Todo lo vestía de color: la tristeza, la soledad, los miedos, los
pensamientos destemplados, inmisericordes, los recibos del impuesto sobre
bienes inmuebles, el seguro del coche, del hogar, el teléfono, la luz; todo lo
aguanto, pero las madrugás sin ilusiones…
Te ibas a Kinsasa, a Burundi, a Burkina Faso, o yo no sé dónde decías, a un
dispensario médico, a pasar fatigas. Vente conmigo, salimos el sábado y tengo
los billetes abiertos. Un mes allí, en medio de selvas y cielos y noches de
luna africana, sólo la vida es tan bella... allí.
No podía dormir, se levanta y por un wasap le dice que va con ella.
Todo lo superó, las colas de gente que por el boca a boca, venían de muy
lejos, de otras tribus, con sus heridas a cuestas, sus hambres y sus miedos. Como yo.
Unos padres se presentan descompuestos, su niña de 7 años se ha tragado una moneda, la tiene en el
esófago.
La anestesia; sin el instrumental necesario, se apañan como pueden.
Consiguen extraer la moneda que al cambio equivale a un céntimo. Moneda que
ahora se ha convertido en la de mayor valor, la que vale más y es lo que piden a los padres por su trabajo.
Ríen, están de acuerdo. Se dan por bien pagados, abrazos y miradas de final feliz, agradecidos se van. A la niña no se le ha pasado el susto y
tiene sueño.
Sol descarado cómo me haces tan feliz, cómo la vistes así, cómo puedes ser …
Miles de mariposas vienen de todos los rincones del universo se van posando en un viejo pozo
cubierto por ramas centenarias hasta que lo convierten en el pozo de los
deseos, luz de oro, besos de plata, palabras de bronce, brocal de rosas, agua
bendita.
Una moneda une a dos manos, a dos corazones, a dos sueños que en mitad del querer...
se están amando. Dejan caer la moneda,
se vuelven a mirar y ven estrellas, planetas, una luna les canta.
De todo lo demás se encargaron los espíritus de las aguas: cumpliría sus
deseos en los próximos mil años, en ellos, en sus hijos, en sus nietos...
Un pozo de agua bendita, tanto que cuando llega a él la moneda sujetada antes por dos manos, convierte en realidad los deseos, no importa el cuando sino el como.
ResponderEliminarUn abrazo Jose Miguel.
Realmente has dado un mensaje hermoso y profundo mas que el tal pozo José!!!
ResponderEliminarEn este pozo sin fondo se reflejan los espíritus de sueños, evocaciones, viajes, deseos que en cada palabra destilas y regalas a manos llenas a corazón poético. Besito.
ResponderEliminarMe imagino que en ese ambiente que describes, todo es más fácil porque se tienen menos pretensiones.
ResponderEliminarMadre mía, ¡qué arte, por Dios!, olé jaja
ResponderEliminarEl amor que se da y se recibe es la única garantía para ser feliz. No hay moneda ni pozo de los deseos que no sea ese.
ResponderEliminarUn abrazo.
Todo es posible allá, en el corazón de África, donde los pozos son más negros y las monedas son solo una fracción de nada. Pero el Amor tiene color y está cobijado bajo las acacias, y crece en paz y en silencio.
ResponderEliminarBuen texto, te lleva y te trae si te dejas hacer.
Abrazos
¡Qué bonita historia de amor! No le hizo falta el pozo de los deseos, dónde ella fue él la siguió, ¿sé puede pedir más? A pesar de todas las necesidades, eran felices.
ResponderEliminarUn abrazo
Cada vez me gustan más los textos de "El Josémiguel". Además, los leo y me lo imagino a él leyéndolos. Bueno, a tí, que eres tú el que estarás ahora leyendo este comentario. El lunes te echamos de menos, por cierto, ya te contaré de lo del flamenco en el Castillo de Jimena. Un beso.
ResponderEliminarUn ritmo cinematográfico puesto al servicio de un preciosa historia.
ResponderEliminarResumo todo en: "todo lo aguanto, pero las madrugás sin ilusiones…"
Es que es así...
un fuerte abrazo y los mejores deseos para vos.
Me encantó!!! Un relato que se va desencandenando con distintas historias, y trenzan un final feliz que nos enseña que el amor no necesita de pozos, ni de pedidos, ni de monedas,
ResponderEliminarUn beso.
Una hermosa historia!
ResponderEliminarMenudo recorrido haces detrás de una moneda y un pozo y unos deseos. Me quedo con la historia de la niña que tragó la moneda y ahora esta tiene más valor, una triste y muy bien contada realidad.
ResponderEliminarAbrazos.
Estos deseos viajeros, de unión y complicidad no necesitan pozo, solo todo lo que ya tienen sus protagonistas, amor!!
ResponderEliminarBesos