Ya no tengo más bosque donde ir que al del poster grande sujeto
a la pared por cuatro chinchetas verdes; paisaje arbolado, lleno de música, veredas
que llevan y traen según tu alma tenga pena en su mirar…
Hay dos colinas: la más concurrida, la del jamón, con sólo
decir tengo hambre, te sirven una ración
de ibérico de bellota bien cortado, finico, veteado. . . enfrente están
las bebidas. Enseñando el jamón tienes
barra libre. En medio un valle, mesas y hamacas de diseño ergonómico que miran
al cielo.
Allí crecen los recuerdos entre palmeras datileras, fresas
silvestres, violetas de fragancia nocturna, ríos de poesía con peces que recitan
a Calderón, Lope de Vega y a Shakespeare en inglés, no hay celos.
Luego, andar descalzo sobre el césped del bulevar, renovando las ilusiones por cada una de tus
miradas, tuve miedo.
Música que arranca sin pedir permiso.
Arenas blancas, guía de cumbres dibujadas, las más cercanas,
allí están, entre nidos de manos, las dos primeras lágrimas de amor, el primer te
quiero, y la promesa eterna, poesía de rimas inocentes, beso que sólo en sueño
se encendió…, hormigas con alas.
Bosque, me tienes enredado. Que cante tu aurora, que baile tu
luz, que haga de palmero tu sol, que lloren tus estrellas. Reflejos de faro,
guía de barcos cargados de especias.
Buscando las palabritas que derramaron tus labios, busco en
la Alhambra, esta noche serán jazmines;
pregunto a las flores de viento, duduk de enamoraos que duermen seguros protegidos
por la luna.
Ya no hay prisas, sólo que si no estás… no hay vida ni la cerveza
estará fresquita.
Quejío de un cante flamenco que sabe a vainilla, guitarra de
palo santo, emoción que brilla en quien te escucha. Sentimiento de los pobres
que no entendemos ná.
Hoy el único bosque que busco es el que dejé atrás sin saber
que los caminos eran de agua.
Peregrino, con las manos en los bolsillos, voy por ninguna
parte, preguntando al campo, al aire y a los trigales.
Cautivo de tu nombre, cautivo del vino, te vieron por
Granada, por el Albayzin, te sigo. En su
mirador de San Nicolás, esta noche, brindaremos con la Luna. No me faltes.
amigo José Miguel, has hecho hablar con encanto y melodía a tu Bosque de Poster!!!!!!
ResponderEliminarEn estas tardes tan calurosas, leerte es un placer porque nos trasladas a ese bosque y con ese amor que ya no nos hace falta nada más... bueno si una cerveza bien fresquita, jajaja. Saludos.
ResponderEliminarDices amigo, que tu no tienes ningún otro bosque, que el del poster. Pues mira:Saliendo de cualquier pueblo de nuestra geografia, pocos metros mas adelante los encontraras segun se va a la derecha, y no te prives de dar un paseito, que no hay nada tan relajante. De todas formas tu texto es precioso, muy bello e inspirado, (que lo cortés no quita lo valiente)
ResponderEliminarSaludos fresquitos con aromas de pinos y abedules.
Quizás aquel bosque de aquel post es el único que nos queda
ResponderEliminarEn este bosque encantado me pierdo, que me busquen el el tronco jamón fina loncha, cervecita en la mano, palmeras datileras y fandangos, amor que no falte. Vivo entre bosques, los tengo a pedir de mano, pero como el tuyo ni soñarlo. Besitos.
ResponderEliminarQue no te falte el vino, ni la inspiración ni esa musa que atrapa tus palabras e inventa un bosque para vos.
ResponderEliminarun fuerte abrazo
Sin el jamoncito, no somos nada amigo, y con una cervecita más, después viene todo lo demás, los bosques, el embrujo, el amor, etc.
ResponderEliminarPura poesía Jose
Un abrazo
Te leo y me imagino correteando tu particular Generalife, un tanto onírico por cierto. Como si, apoderándote del espíritu de Alicia, hubieras ido a parar a la madriguera que lleva al mundo paralelo que existe en el piso de abajo.
ResponderEliminarEn cada uno de nosotros habita majestuoso un bosque, nuestro bosque. El tuyo, José Miguel, me ha encantado. Me gusta pasearme por el, bosque de jamoncito loncheado fino y veteado, fino de Montilla Moriles, fandanguitos como música de fondo y poemas en el aire. Definitivamente me gusta el bosque que sueñas y que habitas. Ah, por cierto, hablando de habitas, ¿que te parece un revuelto de habitas con jamón y aceite de tu tierra?. A ver si tenemos otra ocasión para hacer realidad este platillo virtual.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Un bosque que invita a ser visitado, lleno de tantas cosas, imágenes y sentimientos que se destilan en tus palabras.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿por qué será que la contemplación de u bosque nos retrotrae a tiempos y lugares que no volverán?...será porque generalmente estamos tan lejos de la naturaleza que ella representa la idealización de lo que ya es imposible?
ResponderEliminarMe quedo pensando.
un abrazo
Me ha encantado tu bosque ! tiene todo lo necesario para disfrutar de lo bueno de la vida, un bosque generoso con los que lo pasean.
ResponderEliminarEscribes bonito amigo.
Besos saladitos.
Un paseo por tu bosque Jose Miguel a la luz de la luna, es disfrutar del mejor de los lujos,Luego de ese paseo, que bien sienta ese jamóncito finamente loncheado. Que no falte de ná.
ResponderEliminarUn abrazo amigo.
Me encanta el ritmo de tu relato. Justo me sentí subiendo y bajando esas colinas. Tu bosque, aunque sea desde su póster, en la pared, nos trae imágenes muy lindas: para compartir.
ResponderEliminarExcelente jueves.
Un beso.
Con los ojos cerrados y en tan sólo un par de pasos me adentro en tu bosque de imágenes ingeniosas. Texto que serpentea dejando olores y colores a granel. Hojas caídas con sabor a Trévelez, que inundan los dos metros que me distancian de ese póster viviente.
ResponderEliminarAbrazos