Hotel Alfonso XIII,
Sevilla, mañana de cualquier día soleado y con gracia.
Jacinto envió al
periódico un anuncio de contactos: Divorciado, ofrece, viaje por el mundo, todo
pagado, a la mujer que reúna las siguientes condiciones y tal y tal y tal.
Tres meses divorciado y está más arrepentido que el que no sabe nadar y se le
pincha el flotador en mitad de la vida.
En la sala reservada,
esperan sentadas cinco…, cinco monumentos, cinco paisajes de rollitos de
primavera, cinco rascacielos, cinco continentes, cinco farolas que iluminan a
todito lo que las rodea.
Vestuario, perfumería,
calzado, alta peluquería… esteticismo puro.
Uno se quedaría allí
sentado como si estuviera en el Bellas
Artes Sevillano.
Camareros que rondan,
por turnos, cada dos por tres ofreciendo nada, porque cuando las miraban sólo
ponían ojillos de Bambi.
Se abre la puerta con
fuerza y aparece la sexta. No termina de entrar, pasa revista a sus cinco oponentes,
cierra con un portazo y suelta a bocajarro:
-El viaje es para mí,
así que ya estáis…
La secretaria de
nuestro protagonista, en ese momento, llama a la primera, citada a las diez y
cuarenta y cinco, cuando se va a levantar, la Sexta vuelve a soltar un:
-¡ni se te ocurra!.
Entró ella en su lugar,
una pequeña salita donde todo estaba decorado con cerámica de Triana.
Lo que sucedió allí fue la historia del amor que no se rinde. Recordaron la
primera vez que se vieron siendo apenas unos niños. Y cómo buscaban sus miradas
en la distancia, y cómo pasaban las noches soñándose.
Su primera frase ¿Quieres pipas?.. Bueno.
Y la panzá de pipas que
se dieron por no hablar, por no saber, hasta que la lengua les escocía de tanta
sal.
En el paseo hasta la
Fuente del Olvido, sólo se dijeron, están buenas, eh? Y un si, muy buenas. Pero
con todo estuvieron tan a gusto uno junto al otro que bebieron la felicidad
primera, la que te hace sentir un qué es esto que no salgo de mi, pensando en
ti.
Y su primer camino
rociero de la mano, pinos, arena, agua del Quema…
Lloraron abrazados, la
secretaria despidió a las cinco farolas con agradecimiento y un sobrecito.
Se fueron de viaje por el
mundo, tranquilos, porque dejaron a los niños con la abuela.
Jajajaja, eres todo ingenio, cada vez me gusta más leer lo que escribes.
ResponderEliminarPuede tanto los años compartidos, que por muchos monumentos que se presenten, si el amor está, sobra lo demás.
ResponderEliminarEs todo un canto al amor, este anuncio que nos traes.
Un beso.
Si es que hay cosas que no se olvidan:
ResponderEliminar- Hola, ¿de dónde has sacado ese café si la máquina está rota?
- Pues de la cantina.
Y 14 años después, sigue la historia pero con dos pececitos añadidos!
Un abrazo de los cuatro.
Ya se sabe que no hay nada más efectivo que poner a una mujer celosa. Me encanta tu forma de escribir, además se lee con tanta facilidad que parece que me lo estás narrando de voz.
ResponderEliminarUn beso.
Cuanta Sevilla hay en tus escritos: enjundia, luminosidad, guasa y ese guadalquivir de gracia con que impregnas todas tus palabras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sevilla tiene un escritor magistral...
ResponderEliminarJajaja, lo que me he podido reír con la historia, y es que hijo mío que una historia de amor surja alrededor de una bolsa de pipas, es genial jaja.
ResponderEliminarUn beso.
Jajaja, lo que me he podido reír con la historia, y es que hijo mío que una historia de amor surja alrededor de una bolsa de pipas, es genial jaja.
ResponderEliminarUn beso.
Es que el primer amor no se olvida, vaya que no. Bueno al menos las otras tuvieron un sobrecito.
ResponderEliminarUn abrazo
Ese sí que es un final sorpresa.
ResponderEliminarY logras manipular a los lectores. Algo conveniente para escribir una ficción.
jajaja muy divertido, muy bien contado y final inesperado qué más se puede pedir??
ResponderEliminarUn beso!
Me quedé extrañada cuando aparecieron las pipas!Qué bonita historia y que bien contada, por desgracia no le veo visos de realidad...pero está bien soñar con cosas bonitas.
ResponderEliminarMe quedé extrañada cuando aparecieron las pipas!Qué bonita historia y que bien contada, por desgracia no le veo visos de realidad...pero está bien soñar con cosas bonitas.
ResponderEliminarUn final sorprendente, que dibuja una sonrisa, y deja una moraleja.
ResponderEliminarMuy bueno José Miguel.
Un abrazo.
Dicen que los últimos serán los primeros y ella, la sexta, la última en acudir al "casting", llevada muchos años, casi toda una vida, compartiendo vivencias con el anunciante. Demasiadas cosas en la mochila común como para no defender, con uñas y dientes, su contenido. No has elegido mal lugar para el desarrollo de tu trama. Sevilla y un hotel de reyes y toreros para bordar, como siempre, tu faena literaria.
ResponderEliminarEse día con gracia, inspiró a los contendientes y con el alma disfrazada, gozaron de lo habitual como extraordinario.
ResponderEliminarEn tus relatos me asomo a la ventana y veo el mundo moverse.
Abrazos
Qué bien lo has contado, y hasta me has dejado sabor a pipas en la boca, un excelente artilugio, para dejar que el amor, así como tú dices, no se rinda! ...y sigue sabiendo a dulces.
ResponderEliminarBesos!
Gaby*
Iba pareciéndome esa sexta una mujer algo prepotente y, claro, es que tenía ventaja. Muy buena historia.
ResponderEliminarAdemás, me encanta como lo cuentas, como es habitual.
Un abrazo.
a mi siempre me das ganas de decir: ¡y ole!!!
ResponderEliminarbesos