martes, 23 de octubre de 2018

Bandeja de santillines

Trasminas ilusión cuando te lavas los dientes; te pintas los labios con el amanecer de Triana. Me haces soñar un beso de rubíes y esmeraldas. Y preparo el café.., solo.

 

Atravieso sin agua el desierto, busco el oasis flamenco donde escuché tu voz,  entre palmeras, palmas, higos y castañas.

 

En los Jardinillos un poeta recita sus versos. Se va poniendo margaritas pequeñas, entre el pelo, la barba, su camisa, mientras va diciendo: ésta por Federico y su Poema del Cante Jondo, ésta por  Alberti y sus palomas que creían que iban.., ésta por Miguel Hernández y su Nana de la cebolla.

 

Tan embebío me tenía que le pedí que se pusiera otra mientras decía tu nombre, y ¡al decirlo!, el sol cambió su luz con la de los membrillos.., se estremecieron los álamos y las acacias; el arrayán se fue a la Alhambra, una rosa roja dejó su dolor en el airecillo de poniente, y yo, que no podía más, terminé en la confitería de Barranco comiendo santillines.

 

Esta noche lloro cantando la mitad de mi pena,  y sentaíto en la Luna susurro por bulerías:

 

                             ♫ digo como lo siento,

                                digo como lo siento,

                             la carita de mi flamenca,

                       la busco yo no la encuentro .

 

 


3 comentarios:

  1. Creía que nos habías abandonado, pero veo que no. Han debido ser causas del amor, ya sabes:

    Lo que tu querer me cuesta
    tres añitos de enfermedad
    y tres de convalecencia.
    Un placer volver a leerte. Un abrazo.

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  2. ¡Qué alegría leerte de nuevo!, creía que no volverías.
    ¡Bienvenido a casa!

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  3. Cómo te comes solo los santillines? La próxima llamas.
    Bendita bulerias.
    Besos maestro.

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