domingo, 19 de marzo de 2023

 Así como suena

Aquella morena soñadora, me abandonó. Ahora   no salgo a la calle, y  al balcón, lo justo para regar las macetas inocentes que con tampoco se conforman: un poco de sol, tierra, agua, abono, mantillo, productos fitosanitarios,  espray abrillantador de hojas..

A las diez de la noche apago la luz como los presos. Me gustaría alargar la mano por los barrotes de la ventana, golpeando un jarrillo de lata a compás de martinetes pidiendo libertad, pero no puedo no vaya a ser que me llamen la atención los vecinos.

Han pasado 79 horas y tengo el estómago medio ido. Por el patio interior entra los hervores de una sopa de picadillo. Respiro a pleno pulmón en tandas de  cinco, como si estuviera haciendo yoga.

En la oscuridad y el frío de noviembre va cayendo el relente del bulevar. No me muevo por miedo a la sábanas frías. Con la mirada fija en el pasado me levanto a coger una manta paduana.

Han pasado 80 horas, no sé cuánto voy a aguantar. Con música de fondo de Alejandro Fernández, voy recitando

Querida Amanda: la lluvia no cesa, la vida aquí en la sierra es muy dura … cómo deseo volver a verte, aunque solo sean cinco minutos.